Rosario y su pulso climático: estaciones marcadas y tormentas memorables en la ciudad del Paraná



Entre el río y la llanura: una ciudad con historia y clima dinámico

Rosario es la tercera ciudad más poblada de Argentina, con más de 1,3 millones de habitantes en su área metropolitana. Ubicada al este de la provincia de Santa Fe, a orillas del río Paraná, es un centro económico, industrial, educativo y cultural clave del país. Conocida por su papel histórico en la creación de la bandera nacional y por ser cuna de grandes figuras como Che Guevara, Lionel Messi y Roberto Fontanarrosa, Rosario combina modernidad con tradición en un entorno natural muy particular.

El clima rosarino es templado húmedo (clasificación Cfa de Köppen), con veranos calurosos y húmedos e inviernos frescos y secos. La influencia del río Paraná modera ligeramente las temperaturas, pero no evita las frecuentes tormentas estivales ni los fríos intensos en invierno.


Estaciones con carácter: cómo se vive el clima rosarino a lo largo del año

Verano (diciembre a marzo):
El verano en Rosario es cálido y muy húmedo. Las temperaturas máximas superan con frecuencia los 35 °C, y la sensación térmica puede acercarse o superar los 40 °C. Las lluvias son abundantes, generalmente en forma de tormentas intensas que pueden durar pocas horas pero dejar importantes acumulaciones de agua. Estas tormentas suelen ir acompañadas de ráfagas de viento, granizo y actividad eléctrica.



Otoño (marzo a junio):
Con un clima más benigno, el otoño trae alivio tras el calor del verano. Las temperaturas comienzan a descender gradualmente, con máximas que oscilan entre los 22 y 26 °C y mínimas que bajan hacia los 10 °C en mayo. Las lluvias disminuyen pero aún pueden darse tormentas aisladas. Es una de las estaciones más agradables para disfrutar de la ciudad y su ribera.



Invierno (junio a septiembre):
Aunque no es extremadamente frío, el invierno rosarino puede tener jornadas frescas, con mínimas cercanas a los 0 °C, especialmente en las madrugadas. Las heladas no son infrecuentes en zonas periféricas. Las lluvias son escasas y los días, en general, son soleados y secos. El viento sur puede provocar descensos bruscos de temperatura.



Primavera (septiembre a diciembre):
La primavera es un período de transición marcado por días templados, mayor humedad y el regreso de las tormentas. Las temperaturas se elevan progresivamente, con máximas que vuelven a acercarse a los 30 °C en noviembre. Esta estación suele incluir algunas de las tormentas más violentas del año, debido al choque entre masas de aire frío y cálido.




Tormentas que dejaron huella: episodios extremos en Rosario

A lo largo de su historia, Rosario ha enfrentado tormentas severas que marcaron a la ciudad y sus habitantes. Algunos eventos destacados incluyen:

  • La tormenta del 2 de enero de 2012:
    Una fuerte tormenta eléctrica azotó la ciudad con lluvias torrenciales en menos de una hora. Calles anegadas, árboles caídos y cortes de energía afectaron gran parte del centro y sur de Rosario. La intensidad del viento, superior a los 100 km/h en algunos sectores, causó voladuras de techos y serios daños materiales.

  • El temporal del 18 de diciembre de 2015:
    Una supercelda convectiva generó ráfagas de viento de más de 120 km/h, dejando numerosos árboles y postes eléctricos derribados. Barrios como Fisherton, Echesortu y Empalme Graneros resultaron seriamente afectados. Cientos de viviendas quedaron sin luz durante días y varias líneas de colectivos interrumpieron su servicio.

  • El fenómeno del 31 de octubre de 2023:
    Una tormenta de características tropicales, con granizo de gran tamaño y lluvias intensas en poco tiempo, sorprendió a la ciudad en plena primavera. Se registraron acumulados de más de 100 mm en pocas horas, provocando inundaciones repentinas, especialmente en la zona oeste. Las imágenes de autos flotando en avenidas principales se viralizaron en todo el país.



Estos episodios muestran que, si bien Rosario no es una ciudad de clima extremo constante, su ubicación en la llanura pampeana la expone a fenómenos meteorológicos intensos, sobre todo en épocas de transición estacional y verano.


Conclusión

Rosario, la ciudad del río, no solo vibra por su gente, su cultura y su historia, sino también por un clima que cambia con fuerza y ritmo. Con veranos calurosos y tormentosos, inviernos secos y frescos, y estaciones intermedias que combinan lo mejor —y lo peor— de ambas, el clima rosarino es parte integral de su identidad. Conocerlo es comprender mejor cómo vive y respira una de las ciudades más importantes del país.


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T y C.