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Resistencia —y también oficialmenteCiudad de Resistencia— es una ciudadargentina, capital y ciudad más poblada de laprovincia del Chaco, además de su principal centro social y económico.
Es a su vez la cabecera de un área metropolitana, conocida comoGran Resistencia, que en 2010 alcanzaba los 385 726 habs. Ubicada al sudeste de la provincia, sobre la orilla derecha delrío Paraná—poco después de recibir este alrío Paraguay— se encuentra a 18 km de la ciudad deCorrientes, a la cual la vincula elpuente General Belgrano. Entre ambas forman un conurbano de cerca de 800 000 habitantes. Posee más de 600 obras escultóricas en las calles de la ciudad, lo cual le valió el título deCapital Nacional de las Esculturas.
La Municipalidad de Resistencia es el órgano encargado de regir la urbe y zonas rurales aledañas. Esta extensión avanza por el departamento San Fernando al norte y sur de la ciudad, quedando algunas poblaciones de la ruta Provincial N.º 13 bajo la jurisdicción de la misma.
Las principales actividades económicas son la administración pública, el comercio y los call center. En la región NEA se destaca como un nudo de comunicaciones.
Una visita virtual de Resistencia
Se asienta sobre la llanura aluvional del río Paraná, a 50 metros sobre el nivel del mar, atravesada por el meandroso río Negro, y con un gran número de lagunas; su clima es semitropical semiestépico. Su entorno natural alterna montes cerrados, cañadas, lagunas y pastizales.
Clima
La zona es cálida sin estación seca, caen aproximadamente 1300 mm de precipitación al año.
El tipo climático local es semitropical semiestépico. La distancia con el río Paraná (unos 15 km) impide que este pueda ejercer una función reguladora fuerte como sí ejerce, en la ciudad de Corrientes, prácticamente enfrente de Resistencia. El clima de Resistencia, también puede ser clasificado como subtropical húmedo (Cfa) , de acuerdo con la clasificación climática de Köppen.
Las temperaturas en verano suelen ser altas y con una moderada humedad ambiental (promedio anual de 46 %), donde temperaturas de más de 42 °C en verano son bastante usuales. El invierno se presenta con días templados y noches frescas, con algunas noches de frío más intenso, pero que rara vez baja de los 0 °C. En la historia contemporánea no se registró ninguna nevada en la ciudad.
Los principales vientos son el Sur (frío) y el denominado viento Norte, el cual es un viento seco y muy cálido.
Turismo
Puede destacarse el turismo cultural con el recorrido por las esculturas esparcidas por la urbe, y el hito mayor de esta actividad: la Bienal Internacional de Esculturas, que convoca cada dos años a destacados artistas internacionales a competir en la ciudad.
El evento se despliega sobre el Paseo Costanero del río Negro. El Parque de la Democracia ubicado sobre la Avenida Sarmiento y a orillas de la laguna Colussi atrae gran cantidad de visitantes durante el fin de semana. Frente al mismo se halla el Shopping Sarmiento, otro sitio de gran concurrencia
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El Paseo Peatonal es un paseo de compras a cielo abierto que abarca cuatro cuadras de las calles Arturo Illia y Juan Domingo Perón, atrayendo muchos compradores. El centro comercial de Resistencia es uno de los más importantes de la región.
Existen varios hoteles, siendo el hotel casino —perteneciente a una cadena nacional de nivel internacional— el único con categoría de 5 estrellas.
El Gran Chaco, uno de los principales frentes de deforestación
El reporte “Frentes de deforestación: impulsores y respuestas en un mundo cambiante”, publicado por la Organización Mundial de Conservación (WWF por sus siglas en inglés), analiza 24 lugares que tienen una concentración significativa de puntos críticos de deforestación y donde grandes áreas de bosque remanente están amenazadas.
En los últimos 13 años, más de 43 millones de hectáreas de bosque han sido devastadas solo en esas zonas, un área equivalente a las provincias de Buenos Aires y Santa Fe.
Nueve de los 24 frentes se encuentran en América Latina, región que ha experimentado una disminución del 94% en las poblaciones de vida silvestre monitoreadas por el Índice Planeta Vivo 2020. Esta alarmante disminución en biodiversidad es atribuida, en gran parte, a la pérdida y degradación del hábitat causada por el cambio de uso de suelo para actividades agropecuarias no sostenibles.
El reporte identifica las principales causas de la deforestación y las posibles soluciones, y destaca que las tasas más altas de deforestación se están produciendo en la Amazonía brasileña y boliviana, en el Gran Chaco Americano (Argentina y Paraguay), en el Cerrado brasileño, en Madagascar y Sumatra y Borneo, en Indonesia y Malasia.
Sobre la Amazonía brasileña, el documento advierte que este bosque tropical de 395 millones de hectáreas está por alcanzar un punto sin retorno, en el que perderá su balance y sufrirá una disminución de lluvias y estaciones secas prolongadas. En cuanto al Gran Chaco, que se extiende por Argentina, Bolivia, y Paraguay, indica que tiene uno de los niveles más altos de deforestación en el mundo, impulsado principalmente por la producción de soja y la ganadería a gran escala. Otra zona afectada es el bosque Maya, uno de los bosques tropicales más grandes de América y que abarca Belice, Guatemala y México.
“Desde Fundación Vida Silvestre Argentina -organización asociada a WWF – trabajamos fuertemente en la conservación del Gran Chaco, ya que se trata de una región prioritaria por concentrar la mayor superficie de los bosques nativos de nuestro país. Esta región es el hábitat de una amplia diversidad de especies y de pueblos originarios y comunidades rurales que vienen en y de los bienes y servicios que la naturaleza allí provee. El Gran Chaco, además, provee numerosos servicios ecosistémicos indispensables para la vida de muchos de los que vivimos lejos de él”, afirma Manuel Jaramillo, Director General de Fundación Vida Silvestre Argentina.
El reporte identifica 12 impulsores de deforestación, entre los que la agricultura comercial se ubica como una de las mayores causas de la pérdida de bosques alrededor del mundo, ya que necesita despejar áreas boscosas con el fin de crear espacio para el ganado y los cultivos. En América Latina, la ganadería, la agricultura a gran escala, la agricultura de subsistencia, la minería, la infraestructura de transporte y los incendios se resaltan como los mayores impulsores de pérdida de bosque.
El informe explica que los bosques degradados y fragmentados son más propensos a los incendios, que a su vez afectan de manera directa al clima. Se estima que los incendios en la Amazonía durante el 2019 causaron 1,1% de las emisiones globales de carbono, y 80% de las emisiones de Brasil. Nuestro país no escapa de esta realidad, en el 2020 se quemaron más de 1 millón de hectáreas (incluyendo bosques) en todo el territorio argentino. Es así como el reporte enfatiza la conexión entre la deforestación y el cambio climático.
“La reducción de la deforestación también debe ser parte de la solución al problema del cambio climático”, afirmó Pablo Pacheco, científico principal de la práctica de bosques de WWF y coautor del informe. “La agricultura, la silvicultura y el uso de la tierra representan una cuarta parte de todas las emisiones globales de gases de efecto invernadero, por lo que, al abordar la pérdida de bosques, podemos reducir nuestras emisiones. No hay alternativa si queremos lograr nuestros objetivos climáticos globales”.
Por su parte, Manuel Jaramillo afirma: “las consecuencias de la deforestación se traducen en la pérdida de servicios ecosistémicos, el empobrecimiento de comunidades locales y ponen en peligro la resiliencia de los sistemas agropecuarios, siendo más vulnerables a los efectos del cambio climático. Es por eso, que un adecuado manejo de estas actividades y una correcta protección de estos ecosistemas, podría disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero, dar sustento a la vida de las comunidades locales, fomentar la seguridad alimentaria y promover un desarrollo económico sostenible. Todo ello en sintonía con el reciente compromiso del presidente Alberto Fernández de trabajar por un país carbono neutral para el 2050”.
Además, Fran Raymond Price, líder global de la práctica de bosques de WWF señala: “necesitamos cambiar nuestra relación con la naturaleza. Debemos reducir el consumo excesivo y dar más valor a la salud y la naturaleza en lugar del actual énfasis en el crecimiento económico y las ganancias financieras a toda costa. El riesgo de que surjan nuevas enfermedades es mayor en las regiones de bosques tropicales que están experimentando cambios en el uso de la tierra”.
Soluciones para frenar la deforestación
El informe analiza las soluciones y respuestas a la deforestación y concluye que estas deben ser integrales, inclusivas y adaptadas al contexto local y regional. Enfatiza que no hay un enfoque único ni un criterio universal, y deja claro que las respuestas más efectivas son aquellas que combinan múltiples soluciones.
Los enfoques para detener la deforestación han evolucionado con el tiempo. En particular, ha habido un cambio de la dependencia únicamente en políticas y regulaciones estatales que promueven la sostenibilidad ambiental en el largo plazo, a un mayor énfasis en las iniciativas basadas en el mercado, incluido el Pago por Servicios Ecosistémicos (PSE) y los esquemas de certificación, que aseguran crecimiento económico en el corto plazo. Los compromisos corporativos de deforestación cero también han ido en aumento, entre ellos los de las instituciones financieras. Sin embargo “necesitamos que los compromisos de alto nivel político y empresariales, establezcan y cumplan metas ambiciosas y superadoras, que involucren a todos los sectores de la sociedad para detener la actual pérdida y degradación de nuestros ecosistemas” detalla Jaramillo.
Entre las soluciones, también se menciona el reconocimiento de los derechos de tenencia de los territorios de pueblos originarios y comunidades locales como una respuesta efectiva que promueve la protección de bosques bajo prácticas de manejo y control local.
Además, el reporte hace un llamado a los ciudadanos alrededor del mundo a tomar acción para frenar la pérdida de bosque evitando el consumo de productos asociados a la deforestación, como ciertas carnes, soja y aceite de palma, revisando etiquetas y buscando productos certificados para determinar su procedencia. También propone acciones urgentes por parte de gobiernos, empresas y reguladores, que deben aplicarse de forma combinada. Estas incluyen:
Asegurar los derechos de tenencia de tierras de los pueblos originarios y las comunidades locales.
Asegurar la conservación de áreas ricas en biodiversidad.
Garantizar que los productos procedentes de los bosques se produzcan y comercialicen de forma legal y sostenible.
Reorganizar las cadenas de suministro de las empresas para lograr la sostenibilidad y alentar a más empresas e instituciones financieras a comprometerse con la deforestación cero.
Promover el involucramiento entre países consumidores y países productores al momento de diseñar soluciones viables a largo plazo.
Crear políticas y legislación que aseguren que todos los bienes y productos forestales importados – y las finanzas relacionadas – estén libres de deforestación y conversión de ecosistemas, y respeten los derechos humanos.
Atentar contra los Bosques Nativos se traduce en graves consecuencias sociales, ambientales y económicas, que atentan contra nuestra salud y nuestro bienestar. Los bosques sanos funcionan como “amortiguadores” de agentes patógenos -como virus y bacterias- que pueden afectar al ser humano. “La pandemia por COVID-19 dejó en evidencia la necesidad de reflexionar sobre nuestra relación con la naturaleza.
De plantear nuestros sistemas alimentarios y productivos apuntando a la generación de alimentos libres de deforestación y conversión, con el objetivo de diagramar un futuro saludable y sostenible en el que se pueda compatibilizar la producción con la conservación de nuestros ambientes naturales”, concluye Manuel Jaramillo.
Más de mil evacuados en Chaco y Corrientes por inundaciones
30/06/2013 | 07:40 Las autoridades sanitarias desplegaron nuevos operativos a pesar de que la creciente del Paraná comenzó a frenarse. Al mismo tiempo, monitorean durante las 24 horas la emergencia hídrica.
Unas 1.300 personas permanecían evacuadas en el Litoral argentino como consecuencia de las inundaciones que azotaron la región, aunque en Chaco, la provincia más castigada, la creciente del Río Paraná comenzó a frenarse.
De todas maneras, las autoridades sanitarias desplegaron nuevos operativos, porque se esperan nuevas crecidas para el domingo.
En Chaco, el Comité de Emergencia aclaró que la creciente se está "aplanando".
La altura de los ríos comenzó a crecer de manera más lenta y desde el gobierno chaqueño señalaron que "la represa hidroeléctrica de Yacyretá está ayudando".
Durante el viernes, la Entidad Binacional Yacyretá emitió un alerta ante la consolidación de los pronósticos meteorológicos en las cuencas del Río Paraná y del Río Yguazú especialmente en la zona de la triple frontera con la Argentina y el Brasil.
Pos el temporal, en el sur de Entre Ríos comenzó el traslado de ganado a la zona de islas también para evitar que la creciente genere daños a los animales.
Fuentes oficiales informaron que muchas personas decidieron autoevacuarse a la vera de las rutas frente a la gran crecida que se produjo en estos días, al tiempo que hay otra importante cantidad de familias que se niegan a abandonar sus hogares.
En tanto, en Corrientes, más de cien familias debieron ser evacuadas en siete localidades por la crecida del río, pero la situación podría agravarse porque para este domingo se espera la llegada pico de la creciente.
En la zona de islas, situada entre Chaco y Corrientes, se procedió a la evacuación de establecimiento y ganado, desde el pasado viernes.
La fuerte crecida de los ríos Paraná e Iguazú elevó el estado de alerta en cuatro provincias del litoral, por lo que las autoridades de Misiones, Corrientes, Chaco y Santa Fe monitorean durante las 24 horas la emergencia hídrica y ya diseñan planes de evacuación para otros miles de familias.