Clima....
El centro de los ciclones
El ojo de un ciclón tropical típico tiene entre 30 y 65 kilómetros de diámetro y suele encontrarse en el centro geométrico de la tormenta.
Se denomina ojo claro cuando está despejado o contiene sólo algunas nubes bajas y ojo lleno cuando contiene nubes bajas y medias; también puede estar cubierto por la nubosidad central densa.
En marcado contraste con las condiciones en la pared del ojo, donde se hallan los vientos más intensos de la tormenta, en esta región normalmente se observa poco viento y lluvia, especialmente en el centro del ojo.
Debido a la mecánica de los ciclones tropicales, el ojo y el aire directamente encima del ojo son más cálidos que las regiones circundantes.
Aunque el ojo suele ser muy simétrico, puede adquirir formas elípticas o irregulares, particularmente cuando la tormenta se debilita. Un gran ojo elíptico de aspecto fragmentado es síntoma de debilitamiento de la tormenta; un ojo abierto puede ser circular, pero su pared central no rodea el ojo por completo y es también una indicación de que el ciclón está debilitándose por falta de humedad.
El Huracén Katrina - 2004
Estas dos observaciones se emplean para estimar la intensidad de los ciclones tropicales mediante el análisis de Dvorak.
Si bien la pared del ojo suele ser circular, a veces puede también exhibir una estructura claramente poligonal, de triangular a hexagonal.
El ojo, cuyo diámetro en una tormenta madura normalmente mide varias decenas de km, puede reducirse a un tamaño ínfimo en las tormentas en fase de rápida intensificación.
En los casos más extremos, la tormenta puede presentar un ojo de alfiler, muy circular y despejado; estas tormentas son propensas a grandes fluctuaciones de intensidad y son particularmente difíciles de pronosticar.
Sorprendente imágen en el interio del ojo del huracán.
Las tormentas con ojos particularmente pequeños a menudo provocan ciclos de reemplazo de la pared interna del ojo en los que se forma una nueva pared externa a la pared del ojo actual. Este proceso puede ocurrir a una distancia de quince a varios centenares de kilómetros del ojo interno.
A continuación, el ciclón desarrolla dos paredes concéntricas, es decir, un "ojo dentro de otro".
En la mayoría de los casos, la pared externa comienza a contraerse poco después de haberse formado y ahoga la pared interior, produciendo un ojo más amplio y más estable.
Aunque el proceso de sustitución de la pared del ojo tiende a debilitar la tormenta, la rápida contracción de la pared nueva después de la disipación de la pared antigua permite que el ciclón vuelva a fortalecerse y puede iniciar otro ciclo de reemplazo de la pared del ojo.
La estabilidad en el centro de la tormenta.
El ojo puede variar en tamaño desde los 320 km, como en el caso de tifón Carmen, a tan sólo 3 km, como el huracán Wilma.
Si bien es poco común que una tormenta con un ojo grande se intensifique mucho, esto puede ocurrir, especialmente en el caso de los huracanes anulares.
El huracán Isabel fue el undécimo huracán atlántico más intenso de la historia y mantuvo un enorme ojo de entre 65 y 80 km de ancho durante varios días.
Fuente: wikipedia
fotos:pixbay
El centro de los ciclones
El ojo de un ciclón tropical típico tiene entre 30 y 65 kilómetros de diámetro y suele encontrarse en el centro geométrico de la tormenta.
Centro del ciclón Isabel
Se denomina ojo claro cuando está despejado o contiene sólo algunas nubes bajas y ojo lleno cuando contiene nubes bajas y medias; también puede estar cubierto por la nubosidad central densa.
En marcado contraste con las condiciones en la pared del ojo, donde se hallan los vientos más intensos de la tormenta, en esta región normalmente se observa poco viento y lluvia, especialmente en el centro del ojo.
Debido a la mecánica de los ciclones tropicales, el ojo y el aire directamente encima del ojo son más cálidos que las regiones circundantes.
Aunque el ojo suele ser muy simétrico, puede adquirir formas elípticas o irregulares, particularmente cuando la tormenta se debilita. Un gran ojo elíptico de aspecto fragmentado es síntoma de debilitamiento de la tormenta; un ojo abierto puede ser circular, pero su pared central no rodea el ojo por completo y es también una indicación de que el ciclón está debilitándose por falta de humedad.
El Huracén Katrina - 2004
Estas dos observaciones se emplean para estimar la intensidad de los ciclones tropicales mediante el análisis de Dvorak.
Si bien la pared del ojo suele ser circular, a veces puede también exhibir una estructura claramente poligonal, de triangular a hexagonal.
El ojo, cuyo diámetro en una tormenta madura normalmente mide varias decenas de km, puede reducirse a un tamaño ínfimo en las tormentas en fase de rápida intensificación.
En los casos más extremos, la tormenta puede presentar un ojo de alfiler, muy circular y despejado; estas tormentas son propensas a grandes fluctuaciones de intensidad y son particularmente difíciles de pronosticar.
Sorprendente imágen en el interio del ojo del huracán.
Las tormentas con ojos particularmente pequeños a menudo provocan ciclos de reemplazo de la pared interna del ojo en los que se forma una nueva pared externa a la pared del ojo actual. Este proceso puede ocurrir a una distancia de quince a varios centenares de kilómetros del ojo interno.
A continuación, el ciclón desarrolla dos paredes concéntricas, es decir, un "ojo dentro de otro".
En la mayoría de los casos, la pared externa comienza a contraerse poco después de haberse formado y ahoga la pared interior, produciendo un ojo más amplio y más estable.
Aunque el proceso de sustitución de la pared del ojo tiende a debilitar la tormenta, la rápida contracción de la pared nueva después de la disipación de la pared antigua permite que el ciclón vuelva a fortalecerse y puede iniciar otro ciclo de reemplazo de la pared del ojo.
La estabilidad en el centro de la tormenta.
El ojo puede variar en tamaño desde los 320 km, como en el caso de tifón Carmen, a tan sólo 3 km, como el huracán Wilma.
Si bien es poco común que una tormenta con un ojo grande se intensifique mucho, esto puede ocurrir, especialmente en el caso de los huracanes anulares.
El huracán Isabel fue el undécimo huracán atlántico más intenso de la historia y mantuvo un enorme ojo de entre 65 y 80 km de ancho durante varios días.
Fuente: wikipedia
fotos:pixbay
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