29 de enero de 2021

Chile se prepara para una futura crisis hídrica

 

Para el año 2060, Chile se vería ante una grave crisis hídrica.





Laguna del Maule en baja


Hace solo unos meses el fenómeno de La Niña hizo su llegada a Chile, definiendo para el verano de este 2021 un descenso de las lluvias y un verano cálido.




Un panorama que, sin duda, afecta el desarrollo productivo de muchas personas a lo largo del país, toda vez que la escasez de agua golpea duramente al sector agrícola, especialmente a los pequeños agricultores, quienes ven cómo sus plantaciones mueren con el exceso de calor y sin agua para regar.

Una situación que está motivando a diversos sectores del mundo privado a definir acciones que enfrenten este problema, y que, desde el sector público, instala la tarea de actualizar normativas y procesos, tomando en cuenta los nuevos factores que propicia el cambio climático.

Sequía

Bajo esta mirada es que surge el Balance Hídrico Nacional, documento requerido por la Dirección General de Aguas, dependiente del Ministerio de Obras Públicas, el cual le permite evaluar la disponibilidad hídrica a nivel nacional hasta el año 2060. Este documento fue realizado por el área de Hidrología del Departamento de Ingeniería Civil de la Universidad de Chile, que durante cinco años analizó las 101 cuencas hidrográficas de todo el país.

Mauricio Lorca Miranda, jefe de la División de Estudios y Planificación de la Dirección General de Aguas (DGA) del Ministerio de Obras Públicas (MOP, indica: “Estimamos imprescindible realizar un nuevo Balance Hídrico Nacional, ya que contar con información actualizada es clave para poder planificar y gestionar adecuadamente los recursos hídricos en el corto, mediano y largo plazo. El anterior balance estaba vigente desde el año 1987, el cual no incorporaba escenarios de cambio climático”.

El trabajo ha sido realizado por el área de Hidrología del Departamento de Ingeniería Civil de la Universidad de Chile, que durante cinco años analizó las 174 cuencas hidrográficas del país

“Los resultados del Balance Hídrico entregan datos concretos que demuestran y cuantifican la disminución de la disponibilidad hídrica en gran parte del país como consecuencia del cambio climático que ha provocado que la sequía sea estructural en Chile, una situación más permanente que transitoria”, agrega Lorca.

Lorca añade: “Para este Balance se estimó que era necesario no solo hacer una actualización de las variables que caracterizan el sistema hídrico, sino también usar todas las herramientas desarrolladas en los últimos 40 años (SIG, imágenes satelitales, súper computadores, re análisis atmosféricos, proyecciones de cambio climático, etc.)”.



La Zona Norte y Centro de Chile

Antes de iniciar el recorrido por zonas, es importante indicar que uno de los aspectos importantes de este proyecto es que ha permitido ocupar un modelo de simulación espacialmente distribuido, “que permite obtener resultados de caudales pasados y proyectar valores futuros que debieran ser considerados para efectos de los diseños de obras futuras”, indica Ximena Vargas, hidróloga y académica del Departamento de Ingeniería Civil de la FCFM, unidad que lideró el estudio.

“Hoy, por ejemplo, se están proyectando embalses pensando en que se acumule el recurso hídrico, pero no se debería analizar con los datos pasados, sino con las series futuras”, añade Vargas.

En las últimas tres décadas los caudales de las cuencas del Aconcagua, Maipo, Rapel, Mataquito y Maule han disminuido entre 13% y 37%

Vamos al informe. En comparación a un trabajo anterior, con cifras registradas para el período 1955-1985, los investigadores pudieron concluir que en las últimas tres décadas los caudales de las cuencas del Aconcagua, Maipo, Rapel, Mataquito y Maule han disminuido entre 13% y 37%, mientras que en casi todas las cuencas se registra una disminución en la precipitación promedio de un 29%.

“Si uno analiza lo que está pasando desde el año 1985 a 2015, se va sintiendo poco a poco el efecto que tiene la disminución de las precipitaciones, pero hay otros factores, como el cambio de uso del suelo, que no hemos analizado”, señala la hidróloga Ximena Vargas.

Las proyecciones futuras muestran también una fuerte reducción en la disponibilidad de agua en la zona, sobre todo en la cordillera de la Región del Maule, pues los modelos hidrológicos estiman que en algunas cuencas las disminuciones de caudal serían cercanas al 30%, aunque uno de los modelos más extremos indica que esta disminución alcanzaría hasta 50% para el período 2030-2060.

También se proyecta que las precipitaciones podrían aumentar en algunas zonas, particularmente en el norte y en la parte más austral de Chile, mientras que desde la Región Metropolitana al sur dominan las tendencias negativas con una caída en las precipitaciones que podría llegar hasta un 25%.

El futuro de la Zona Sur

El informe N°3 estudia desde el río Itata, en la Región del Ñuble, hasta el río Palena y cuencas del archipiélago de Las Guaitecas y de los Chonos, en la Región de Los Lagos. Acá se indica que gran parte de las cuencas de la zona sur del país, presentan una baja de caudal que oscila entre 3 y 32%, a excepción de los ríos Bío-Bío, Imperial y Queule, que habrían experimentado aumentos significativos.



Pero también, uno de los grandes cambios entre los períodos analizados se presenta en las precipitaciones, con una baja promedio de 10% para la zona y 37% para la cuenca más desfavorable. “Esta diferencia muestra que, en promedio, se tienen 866 mm menos de precipitación anual, respecto al estudio (DGA, 1987). Esta tendencia al secamiento es dramática en toda la zona de estudio, pudiendo alcanzar en algunas zonas disminuciones por sobre 1.000 mm al año”, indica el balance.

Agregando que “los sectores cordilleranos, tanto de la Costa como de los Andes, proyectan disminuciones de montos sustantivos, que varían entre los 200 y más de 700 mm anualmente. Los sectores del valle también presentan disminuciones, pero de menor magnitud”.

En resumen, duras proyecciones, pues indican disminuciones de hasta un 40% en la disponibilidad de agua para la macro zona sur, “siendo un tanto más alentadoras las proyecciones para la parte austral, donde la proyección más desfavorable es una disminución inferior al 8%. Esto producto de un incremento en la escorrentía producto del derretimiento glaciar en los campos de hielo que sirven como embalses naturales de agua dulce”, relata Miguel Lagos, hidrólogo del Departamento de Ingeniería Civil e investigador del Centro Avanzado de Tecnología para la Minería (AMTC) de la U. de Chile, y uno de los autores del informe.

Zona Austral y Rapa Nui 

Parte del cuarto informe del Balance Hídrico Nacional abarcó desde el Río Aysén, en la región del mismo nombre, hasta las cuencas de Tierra del Fuego e islas al sur del Canal Beagle. Una comparación entre el balance de 1985-2015 y otro realizado para el período 1955-1985, muestra disminuciones de un 20% a 60% en los caudales, lo que se condice con diferencias observables en la estimación de precipitaciones para ambos estudios.

En relación al balance de 1987, la Zona Austral evidencia importantes áreas con descenso de precipitaciones y algunas menores con incremento. En promedio, se registra una disminución de 1.200 mm anuales, lo que representa una baja del 40%.

Los escenarios futuros muestran una incidencia del cambio climático que podría disminuir los caudales hasta en un 5% promedio. En cuanto a precipitaciones, el modelo más severo proyecta disminuciones que podrían llegar a un 6% para todas las cuencas de la zona, lo que impactaría la escorrentía en magnitudes similares. Otros modelos estiman un aumento de las precipitaciones en torno al 3% en las cuencas de la Región de Magallanes.

El anterior balance estaba vigente desde el año 1987, el cual no incorporaba escenarios de cambio climático


Estas diferencias están asociadas a dos señales climáticas distintas sobre cambio de precipitación, una que proyecta disminuciones de 50 a 200 mm anuales hasta los 52° de latitud, y otra que proyecta aumentos de 50 a 100 mm al año desde los 52° de latitud al sur, zona que corresponde esencialmente a la pampa patagónica.

Dichas variaciones repercuten directamente en los montos de escorrentía, proyectándose disminuciones de ésta en las zonas donde habrá menos precipitación y aumentos, de menor magnitud, en zonas con aumento de precipitación. Esto último se explica por aumentos en los montos de evapotranspiración, asociados a alzas de temperatura.

Con respecto a la isla de Rapa Nui o de Pascua, el balance indica que las precipitaciones anuales promedio habrían aumentado en 180 mm, lo que representa un alza de 16% respecto al período 1955 a 1985.

En esta zona se estima que la escorrentía media anual disminuirá en promedio un 8%, mientras que la evapotranspiración media anual aumentará un 12%, producto de un aumento promedio de 1 °C hacia el período 2030-2060. La baja en la disponibilidad de agua en Rapa Nui estaría explicada directamente por este factor, ya que las variaciones en las precipitaciones son poco significativas bajo los cuatro modelos de análisis.


Medidas de acción de la DGA

La información entregada por este Balance Hídrico Nacional, viene a complementar la información para la toma de decisiones que la Dirección General de Aguas DGA, ha venido utilizando en el último tiempo, para definir sus acciones.

“Las acciones que se están desarrollando responden a una serie de medidas que permitan reducir al máximo los problemas que ocasiona la sequía, especialmente para las zonas rurales”, indica Mauricio Lorca, jefe de la División de Estudios y Planificación de la DGA.

Entre estas acciones se encuentran:

  1. Decretos de Escasez Hídrica: A la fecha, a nivel nacional hay 16 decretos de escasez hídrica vigentes en 79 comunas de las regiones de Atacama, Coquimbo, Valparaíso y Metropolitana, totalizando una población rural de 573.612 personas.
  2. Declaraciones de Zona de prohibición para la extracción de aguas subterráneas.
  3. Fiscalización: Ley Nº 21.064 de enero de 2018 modificó el Código de Aguas en temas de fiscalización y sanciones. Esta normativa aumentó las potestades fiscalizadoras y sancionatorias de la DGA.
  4. Modernización: digitalización del servicio para la tramitación de solicitudes de derechos de aprovechamiento de aguas subterráneas y superficiales, la inscripción de derechos en el Catastro Público de Aguas, oposiciones a una solicitud y recursos de reconsideración.
  5. Planes de Gestión Estratégica de las Cuencas: este plan busca conocer realmente la oferta y demanda, actual y proyectada, de agua en distintos escenarios de cambio climático, para implementar una cartera de acciones que asegure un abastecimiento sustentable en cantidad y calidad.
  6. Coordinación con Usuarios de Aguas para uso armónico, intervención de cauces y redistribución de aguas de acuerdo a los requerimientos.
  7. Monitoreo de Extracción Efectiva (MEE) de aguas superficiales y subterráneas.

Las cuencas priorizadas, que serán lanzados en las regiones cuando las condiciones sanitarias lo permitan, son Copiapó, Huasco, Elqui, Limarí, Choapa, Quilimarí, Petorca, Ligua, Aconcagua y Maule.

De forma complementaria al desarrollo de los planes estratégicos de gestión hídrica PEGH, la DGA enfatizará este 2021 la homologación de los resultados de los estudios que actualizaron el Balance Hídrico Nacional, de tal forma de poder determinar la oferta natural del agua en todo el territorio, con el mismo nivel de resolución y con la misma metodología.

“De esta forma se podrá dar insumos de información a cuencas que no poseen suficiente cantidad de información de la oferta natural del agua, al carecer de infraestructura de captura de datos hídricos o bien contar con una historia de datos insuficiente. Lo que se traduce en generar información grillada a escala de 5×5 km2 a nivel nacional, con metodología homologada y validada, respecto a la oferta natural de agua, como información base para la modelación hidrológica de los planes de cuenca”, indica el jefe de la División de Estudios y Planificación de la DGA.

“Es así que, en el marco de esta planificación de cuencas, se desarrollará e implementará a escala nacional, planes estratégicos de gestión hídrica, indicativos a nivel de cuenca para orientar la toma de decisiones de agua, con un portafolio de acciones para la seguridad hídrica, con foco en el mejoramiento de la información, instituciones, e infraestructura de agua”, finaliza Lorca.

Vía: elagoradiario


T y C.

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