Mareas de tempestad
A lo largo del litoral y varios kilómetros tierra adentro, las mareas de tempestad son una de las mayores amenazas a las que se enfrentan las personas y los bienes materiales durante huracanes y tormentas. La causa principal por la que se dictan órdenes de evacuación asociadas al paso de huracanes son las mareas de tempestad, porque durante el siglo pasado esos fenómenos han provocado millones de víctimas mortales.
En 1970, una enorme marea de tempestad causó 300 000 víctimas en los humedales de las costas de Bangladesh. En 2013, unas 6 300 personas perdieron la vida a causa de la marea de tempestad provocada por el huracán Haiyan (también denominado Yolanda) al tocar tierra en Filipinas. La mejora de los sistemas de pronóstico y aviso ha permitido reducir notablemente la pérdida de vidas humanas por mareas de tempestad en los últimos años. Sin embargo, incluso con los sistemas de aviso más eficaces de los que se pueda disponer, esos fenómenos siguen siendo capaces de provocar gran cantidad de víctimas mortales.
Qué es una marea de tormenta?
Una marea de tormenta es una subida anómala del nivel del agua fruto de una tormenta. La causa principal son los intensos vientos asociados a un ciclón tropical o una tormenta severa en latitudes medias. Sin embargo, la topografía del lecho marino, las mareas, las olas y la aportación de agua dulce de los ríos son factores que inciden en la subida del nivel del agua durante una marea de tormenta.
La profundidad de una marea de tormenta puede aumentar rápidamente, desde algunos centímetros hasta un metro o más en cuestión de minutos. Además, puede penetrar tierra adentro recorriendo distancias increíbles. Durante el huracán Ike, la marea de tormenta se desplazó casi 50 kilómetros (30 millas) tierra adentro en algunos lugares. Una marea de tormenta puede recorrer bahías y remontar ríos, en esencia, puede atravesar cualquier masa de agua que se encuentre en la orilla o cerca de ella.
Respuesta ante una marea de tormenta
Las órdenes de evacuación ante una marea de tormenta deberían acatarse de inmediato. Cuando una tormenta azote una región, las rutas de escape deberían cortarse, dado que la conducción de vehículos resulta imposible y las aguas son rara vez navegables. Durante una marea de tormenta, el agua que inunda una casa puede aumentar rápidamente de nivel, a veces desde unos pocos centímetros hasta 2 o 3 metros en cuestión de minutos.
Un metro cúbico de agua marina (a 20 °C) pesa 1 024 kilos, esto es, más de una tonelada.
Por tanto, una marea de tormenta que transporta toneladas de agua a velocidades que normalmente oscilan entre 15 y 25 kilómetros por hora tiene una fuerza enorme. Una marea de tormenta de 50 centímetros puede barrer un coche de la calzada, y a una persona adulta le resultaría complicado mantenerse de pie ante una marea de tormenta de 15 centímetros. Y ese poder destructivo se ve agravado por la gran cantidad de escombros —árboles y otros objetos— que normalmente transporta la marea de tormenta. Pueden ser los arietes que derrumben los edificios y las estructuras que se encuentren a su paso.
Fuente:
organización meteorológica mundial
T y C.
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