Científicos descreen de los “cortatormentas” en el
norte
El
rumores que hay aviones que sobrevuelan las nubes y arrojan productos
para evitar que llueva. Expertos aseguran que es casi imposible hacerlo,
además de muy costoso.
Es una creencia popular en el norte cordobés. Algunos productores
aseguran haber escuchado (casi nunca visto) el ruido de un avión y luego
explosiones. El objetivo de estos vuelos: impedir que llueva.
“Primero hay que decir que el norte cordobés es una zona seca. ¿Cuál
sería el objetivo de evitar que llueva?”, pregunta Edgardo Ávila, del
Laboratorio de Nubes de la Facultad de Matemática, Astronomía y Física
(Famaf) de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC).
El mito tiene al menos dos respuestas. La primera versión dice que, en
realidad, los aviones quieren evitar que caiga granizo, pero “se les va
la mano”. La otra versión es una gran confabulación. Al parecer, el
objetivo de evitar que llueva es volver los campos más improductivos
para que su precio baje y así, inversores extranjeros (quienes pagarían a
los “cortatormentas”) los podrían comprar más baratos para ponerlos a
producir o para extraer los minerales de las sierras.
“Es casi imposible evitar que llueva. Lo que se podría hacer es algo
parecido a la lucha antigranizo en Mendoza. Hacer explotar bengalas con
ioduro de plata. Se siembran partículas que generan hielo mucho más
chiquito, que no precipita. Pero no conozco que en algún lugar se haga
esto”, explica Ávila.
Y agrega otro dato para derribar el mito: “La lucha antigranizo cuesta
mucho. Cada bengala vale mil dólares, y habría que lanzar varias para,
en teoría, evitar que llueva”.
La siembra de nubes para cambiar la cantidad y tipo de precipitación se
usa desde hace más de 30 años. El objetivo es disminuir el tamaño del
granizo o aumentar la cantidad de lluvias. No se conoce su uso para
evitar que llueva.
La siembra se realiza con bengalas de ioduro de plata que se arrojan desde aviones o desde lanzadores en la superficie.
Esta sustancia atrae el agua líquida sobreenfriada de la nube y facilita
la formación de cristales de hielo pequeños, que precipitan y se
transforman en lluvia durante la caída.
Olga Nasello, especialista en Física de la Atmósfera de Famaf, también
ve como improbable la idea de que en el norte cordobés se eviten las
lluvias. “Por otro lado, se ha demostrado que la siembra de nubes es
ineficiente”, agrega.
Y argumenta con lo que sucede en EE.UU. con sus programas de
modificación del clima. “El Plan de Agua de Texas de 2012 –dice– estima
que para 2060, la modificación del clima podría ser responsable de sólo
el 0,2 por ciento de las necesidades de agua de ese estado”.
Desde Mendoza
Martín Cavagnaro, encargado del Área de Investigación y Desarrollo de la
Dirección de Agricultura y Contingencias Climáticas de Mendoza también
desmiente este mito. De esta oficina depende el Programa de Lucha
Antigranizo de esta provincia.
“La siembra de nubes se utiliza a nivel mundial (EE.UU., Grecia, España,
China, Argentina y Chile, entre otros) para dos propósitos principales:
mitigación de los daños por tormentas de granizo e incremento de
precipitaciones. De ninguna manera esta técnica es efectiva para la
supresión de precipitaciones”, detalla.
Según Cavagnaro, no hay evidencia de que un exceso en la siembra de
nubes para evitar el granizo evite directamente la lluvia, como
sostienen algunos habitantes del norte cordobés.
Y aclara: “Sólo el 12 por ciento de las tormentas en la provincia de
Mendoza son sembradas por aviones. El resto no tiene ningún tipo de
tratamiento. Esta técnica se utiliza sólo cuando hay un riesgo para los
cultivos o los habitantes”.
Manipular el clima
Objetivos. Ya sea con fines económicos, para evitar desastres o
para detener el cambio climático, muchos países están investigando cómo
modificar lo que pasa en la atmósfera.
China. Los chinos lideran el rubro. Asegura haber incrementado
las lluvias en regiones áridas y dice que hizo llover antes de los
Juegos Olímpicos de Beijing 2008 para limpiar la atmósfera.
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